En el momento de escribir este poema el maestro de poetas Federico, como casi siempre, debía de encontrarse melancólico y algo bajo de ánimos.
Pues sus amores se rompían sin apenas haber podido disfrutar de ellos.
Por eso quiere escuchar cantos nuevos que le llenen de risas, que sean luminosos y que vayan al alma de las cosas y llenen de alegría el corazón eterno.
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