En este poema el maestro de poetas Federico, sigue usando una vez más la metáfora, compara la vida con una veleta.
Pues la vida da muchas vueltas y al final se nos va escapando lentamente y cuando llega la muerte nos vamos hundiendo en el légamo verde, sin que la blanca monja, ni la luna menguante, ni el lucero escuchen tus gritos.
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