Al ser preguntado por una anónima mujer sobre el dolor, Al Mustafá, le explicó que el dolor y los sufrimientos eran algo inherente a los seres humanos y que a veces ellos mismos se los infringían.
Y que de la misma forma que se los infringían también ellos mismo podían poner el remedio a sus males con una actitud de positividad y desterrando la pesadumbre y la tristeza.
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