En este
poema el maestro de poetas, Federico García Lorca, cuenta la historia de una
pelea a navajazos entre dos contendientes por un ajuste de cuentas de honor,
debido a una deuda de juego que tenían que ser saldadas con dinero o con
sangre.
Cuando las
autoridades llegan al lugar de los hechos los testigos tratan de quitar hierro al
asunto considerándolo como un hecho que entraba en la normalidad de aquellas
épocas donde las diferencias se dirimían por medio de las armas.
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