En esta Gacela el maestro de poetas Federico, nos dice que le gustaría perderse en la inmensidad del mar o en el corazón de los niños.
Quizás buscando la inocencia de ellos pues las manos del hombre, además de impartir caricias, son como la raíces bajo la tierra.
Y absorto en sus deseos va buscando una muerte luminosa en la que encontrar la paz de su alma.
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