Este poema es un grito desgarrado del poeta al contemplar la decadencia del mundo.
Piensa que el mundo se va destruyendo un poco cada día y que no queda nada más que el silencio y la sombra del ciprés.
Observa que no hay luz en el horizonte y que lo que hay son hogueras donde se queman las esperanzas e ilusiones de la gente.
Y pide encarecidamente que lo dejen en el campo llorando.
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