En este poema el maestro de poetas Federico, nos refiere la constelación de la Saeta.
La Saeta se suele cantar en las noches de procesión y sus lamentos o quejidos vuelan por el aire hacia el cielo nocturno como si de una costelación de estrellas opacas se trataran.
Y para iluminarla se encienden farolillos y candiles a cuyo alrededor vuelan las luciérnagas.
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