Siguiendo la línea que está presente en los poemas referidos a la Petenera y la mala suerte que la acompaña, en este el maestro de poetas, Federico, recuerda a los enamorados que han muerto por su amor y que duermen para siempre bajo la tierra seca andaluza.
Y dice que, en Córdoba, entre los olivos verdes tienen cien cruces que los recuerdan.
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