ESCENA 3ª
MIS PRIMERAS LETRAS
Esta escena transcurre en la finca donde teníamos el
tejar.
Allí, mi padre en tiempos veraniegos se dedicaba a
hacer tejas y ladrillos macizos para la construcción. Durante el invierno esta
actividad no podía desarrollarse debido a que las lluvias destruían las piezas
confeccionadas por estar estas en estado crudo.
En la finca,
teníamos una casita donde pernoctábamos en dicha época, circundada por sendos
barrancos, puesto que se ubicaba en lo alto de un pequeño montículo.
No sé por qué milagro no llegue a caer rodando por
ninguno de ellos, algo que traía a mal traer a mi señora madre cuando jugaba en
el llano que había en la parte delantera de la casa.

¡Supongo que sería
por instinto de supervivencia!
Una de ella aún está conmigo y espero que, por mucho
tiempo, la otra para mi pesar y dolor, se me marchó para nunca volver.
¡Sin lo de borriquito como tú!
Lo de...1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10...
El… a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.

impresos entre las líneas sin que el trazo rebasara ninguna de ellas.
Rellené unas cuantas libretas de aquellas,
pero nada, mi letra manuscrita sigue siendo horrorosa.
Me fastidiaba un poco, cuando sentía la voz de mi
madre, decir, ¡Pedro, ven para acá que vamos a leer! ¡No me hacia nada de gracia!
Con lo a gusto que yo estaba
espantando a las gallinas, correteando detrás de los cigarrones que iban saltando a medida que me acercaba a ellos, o
cuando bajaba al llano donde mi padre estaba trabajando el barro y me permitía coger
un trozo para modelarlo a mi gusto.
Mas que modelar lo que hacia
era llenarme de arriba abajo de mancharrones de barro, por lo que antes de
darme de leer, se veía obligada a meterme en el baño de
zinc que tenía para esos menesteres y darme un escamondado que me dejaba limpio y
listo para volver a ponerme hecho un oso
de nuevo.
Quizás el haber empezado a
leer y escribir a tan temprana edad sea de donde me viene el gusto por la lectura
y por emborronar papeles, que es algo que me gusta bastante.
Lo que, si os puedo
asegurar, es que nunca agradeceré a mi madre lo suficiente, el ingente esfuerzo
que tuvo que hacer para enseñarme lo poco que ella sabía que era eso.
Leer, escribir y a duras
penas las cuatro reglas.
¡Mamá, no me cansaré nunca de darte las gracias por todo lo que
hiciste por mí y siempre te tendré presente!
Autor: Pera H.
Fecha:
noviembre, 2018