En esta casida el poeta universal nos habla de la muerte de un niño, que muere entre la inmensidad de las aguas, o en las ciudades bombardeadas, con bombas implacables o con gases mortíferos, ciudades silenciadas por los efectos de las guerras. Ojalá el grito del maestro de poetas, llegue a todos los rincones del mundo y a los oídos de quienes son los responsables de la muerte de tantos inocentes.
¡Ojalá todos ellos quieran bajar al pozo para ver al herido por las aguas!
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