PENA, NOSTALGIA Y RABIA
PENA. - Da pena ver y escuchar a los políticos de hoy en días… ¡¡A todos los
políticos!!; Que rigen o quieren regir los destinos de este viejo país en el
que vivimos y por extensión el de todos cuantos en él habitamos.
A unos, da pena escucharlos, porque se llenan la boca de
patriotismo pero no lo demuestran con hechos, ni con ningún sacrifico de
tipo alguno, siguen aferrándose a sus sillones como si el mejor y más
homologado soldador los hubieran soldado a él, y le exigen a los demás lo que ello no están dispuestos a hacer.
Otros predican a grito pelado lo que, según ellos, se debe
hacer para regenerar la tan deteriorada vida política de este país, y por ente,
regenerar también la vida de sus habitantes, hablan de progreso, de salvar a la
gente… etc. etc. etc.
Pero cuando les surge la ocasión de llevar eso a la práctica,
se les llena la boca de cal viva, enterrando con ella la posibilidad de realizar
lo que con tanto ahínco predican.
También dan un poco de pena, los que intentan a toda costa
poner remedio a la situación a la que nos han llevado, de una forma u otra los
restantes actores de esta comedia, que amenaza con convertirse en una
tragicomedia que lamentaríamos todos y muy especialmente los que pertenecemos
al pueblo simple y llano.
Estos últimos, infunden pena, porque, aunque lo intentan de mil maneras, sin el menor atisbo de éxito,
nadie les reconoce sus esfuerzos que se vuelven inexorablemente contra ellos, algo que resulta incompresible, estos son casi dignos de admirar por su tesón y su empeño.
Pena, verdadera pena da, el ver como el partido de los
“Cien años de honradez” se ha convertido en una marioneta por mor de sus
dirigentes tanto antiguos como modernos.
Siempre he sentido, porque así lo predicaban, que era un
partido de izquierda, y ahora muchos de sus dirigentes se desgañitan gritando
que hay que apoyar a un partido de derecha.
Da pena, mucha pena, escuchar a exdirigentes y dirigentes en
activo de este partido que se tiene facilitar el que sigan gobernando los que
nos han llevado a la situación de corrupción generalizada que asola a nuestro
país.
NOSTALGIA. - Se siente nostalgia, de aquellos políticos que hacían
verdadera y sana política, que no es otra, que la se lleva a cabo pensando en
el beneficio del mayor número de personas posible. Políticos con mayúsculas, de
un signo o de otro, que debatían y defendían sus ideales con consistentes
argumentos.
Políticos de la talla de, por ejemplo: Ernets Lluchs,
Gregorio Peces Barba, Marcelino Camacho, Nicolás Redondo, Don Enrique Tierno
Galván (“El Viejo Profesor”), Santiago Carrillo, Miguel Herrero de Muñón, y…
¿Por qué no?; el Sr. Fraga Iribarne, estos y tantos otros que a pesar de sus
diferencias ideológicas, eran capaces de sentarse en torno a una mesa y
sacrificar parte de su ideario, para conseguir que sus compatriotas - (que
somos nosotros) – llegáramos a disfrutar de un nivel de bienestar hasta
entonces desconocido en nuestro país. Políticos que no iban de corrillo en
corrillo vociferando por los platós de televisión ni estudios radiofónicos
tirándose atraves de ellos sus miserias los uno a los otro.
Yo siempre he escuchado decir que… “los trapos sucios se lavaban en casa”.
RABIA. – Te entra rabia, al escuchar a personajes que lo han sido todo
en política, y en sus partidos, decir que se tiene que permitir que sigan
haciendo de las suyas, a los que han arruinado el estado de bienestar por el
que tanto se ha luchado en este país.
Se siente vergüenza ajena, al escuchar a personajes
importantes de su partido decir que abandoran el partido que les ha dado todo,
si su secretario general intenta que los que nos han llevado a esta situación
de miseria que vivimos se vean obligados a saltar de sus sillones.
¿Sera que temen perder su privilegiada posición en consejos
de administraciones y otras cosas por el estilo, donde parece ser que se
aburren, pero donde cobran principescos sueldos?; Otros… ¿se habrán equivocado
de partido?; Esto últimos… ¿No se sentirían más a cómodos militando en el
partido para el que claman el apoyo?;
Da rabia, que dirigente que presumen de fortaleza porque sus
conciudadanos le otorgaron su confianza, solo sean capaces de eso, de presumir,
y si embargo no sean capaces de solucionar los problemas que acucian a los que
tan generosamente le otorgaron su confianza, y encima pretenden gobernar a
todos los españoles… Como se suele decir… ¡¡Que Dios nos pille confesados…!!
Por estas cosas y otras muchas que me dejo en el tintero es
por lo que, a día de hoy siento… PENA, NOSTALGIA Y RABIA.
PERA H.
27/09/2016
Cuando vez que puedes perder el yate, el cohiba y la paga vitalicia ya no eres de izquierdas.
ResponderEliminarUn saludo amigo.