lunes, 7 de diciembre de 2020

LA NIÑA DE 78

Ayer -6/12/2020- hizo cuarenta y dos años, que una sufrida y maltratada mujer dio a luz una niña. Una niña que paradójicamente tubo muchos padres y como se dice vulgarmente, cada uno de una leche. Si, tuvo muchos padres y una sola madre, claro, madre no hay más que una. Una madre muy necesitada de esa hija, para unir en trono a ella con prosperidad, bienestar y paz verdadera –(que no la de los cementerios)- a todos los otros muchos hijos que tenía dispersos por sus dominios. La gestación y el parto fueron duros y complicado, pero a pesar de todos los pesares y del empeño de muchos para que la madre sufriera un aborto, la niña vio la luz fuerte y sana. Tuvo un gran equipo médico que se encargó de que el embarazo llegara a buen termino y la niña nació fuerte, sana y era tan guapa que gustó a millones de quienes la estaban esperando para darle su abrazo y su bienvenida. Hubo otros que se decían médicos, aunque solo lo eran de pacotilla, que le auguraron pocos años de vida, e incluso, también hubo quienes se empeñaron en matarla cuando aun era un bebé de pocos años, argumentando que era una criatura diabólica que solo traería miseria y muerte a cuantos a su alrededor estaban. También hubo quienes no quisieron reconocerla, alegando que era una hija bastarda. No querían reconocerle la legitimidad que le daba el ser aceptada por la inmensa mayoría de sus hermanos de nacionalidad. Todos esos energúmenos a gorreros pusieron todo su empeño en maltratarla y hacerla desaparecer a cualquier precio. Sin embargo, todos ellos, los de un signo o de otro, todos, erraron sus previsiones de hacer que la niña no se hiciera mujer. De hacer que fracasaran en su empeño, se encargaron la inmensa mayoría hermanos de nacionalidad, que, a diferencia de los energúmenos añorante de la barbarie de tiempos pasados, si creyeron que esa niña debía de crecer guapa y fuerte, para llenarnos de bienestar, felicidad y arroparnos con el manto del entendimiento y el respeto mutuo a nuestras e ideas y las de los demás. Es en base a esos bienes de respeto, prosperidad, paz y progreso, por lo que tenemos que seguir adorando y defendiendo con todas nuestras fuerzas a esa niña y lo que significa su presencia en nuestra vida cotidiana para que cada día. Y la debemos defender con la fuerza de la razón y la fuerza de la concordia, frente aquellos que aun se resisten a otorgarle la legitimidad que se ha ganado al ir haciéndose mayor. No podemos permitir que aquellos que añoran la paz de los cementerios, ni los que, aun presumiendo de cultos, civilizados y progresistas, y que sin embargo reivindican el retroceder a siglos pasados donde imperaba el vasallaje y el derecho de pernada, intenten desacreditar y hacer desaparecer a la ya hermosa mujer en que se ha convertido la niña y que tantos placeres nos ha aportado en nuestro día a día. Hemos de esforzarnos al máximo para que esa mujer que nos marca el camino a seguir, sigua cumpliendo años. Para que bajo su dirección el progreso, la paz y el bienestar sean cada vez mayor y alcance a más número de nuestros compatriotas. Y que nuestros hijos, nuestros nietos y sus descendientes, puedan seguir disfrutando de todas las cosas buenas de la vida. Y nosotros, los que ya estamos al final de nuestra carrera la podamos terminar disfrutando de lo que en su día sembramos con nuestro sudor y nuestro trabajo. Por todo lo dicho es por lo que me atrevo a gritar… ¡VIVA LA NIÑA DEL 78! ¡VIVA LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA!

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