domingo, 26 de marzo de 2017

Entrepierna


ENTREPIERNA

CARTA AL SR. JAVIER FERNANDEZ





Barcelona 26/03/2017

A/A. Sr. Fernández

Muy Sr. Mío

En otra ocasión ya tuve el placer de dirigirme a Ud. sin que hasta el momento haya tenido la dicha de obtener contestación por su parte. Lo cual, no es óbice, para que de nuevo me plazca dirigirme a Ud.

El motivo por el cual me atrevo a importunarle de nuevo, es referente, al discurso pronunciado por Ud. recientemente, en el que según algunos medios de comunicación del día, -no he tenido el placer de escuchárselo personalmente- afirmaba Ud. que… “Llevamos la patria en la cabeza y en el corazón y no en la entrepierna”.

Seguramente, debió de ser en base a ese patriotismo mal entendido, el motivo por el que, entregaron el gobierno de la nación, a los que se aprovechan y seguirán aprovechándose de ella en forma de corruptelas que no cesan.

Debe ser, en base a ese sentimiento que lleva en la cabeza y en el corazón, por lo que le importa un bledo que, a la mayoría de sus compatriotas se les paguen sueldos de miseria que, de ningún modo les alcanza para salir de la miseria, valga la redundancia.

También debe ser en base a ese sentimiento, el que le sea indiferente, que se les recorten las becas a los estudiantes, se les retrase la asistencia sanitaria a quienes la necesiten, se les incremente un porcentaje ridículamente mínimo la pensión con la que malviven muchos jubilados, o se juzgue por mensajes humorísticos de poca monta a quienes hacen uso de su libertad de expresión, mientras que a los ladrones condenados se les permite vivir a cuerpo de rey y de princesa, sin que hayan devuelto ni una pizca de lo defraudado.

Claro, no sé de qué me extraño, ¡Es que su corazón debe ser tan grande y generoso…! En el mío como es tan pequeño, no caben según qué cosas.

Habla Ud. de no llevar la identidad en la entrepierna. A lo mejor fue por eso que. en su debido momento, no impuso Ud. a los diputados del grupo parlamentario de su partido, la obligación de abstenerse, para entregarle el gobierno al partido que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a los ciudadanos. Como también, al no llevar la identidad en la entrepierna, sanciono Ud. a los que no acataron sus órdenes y siguieron el dictado de su conciencia.

Eso no lo hizo Ud. con la entrepierna, no, ¡Lo hizo Ud. con la bragueta, que es diferente!

Dice Ud. que quiere un Estado Federal, que, promueva la “Igualdad social y la unidad emocional sin que ninguna diferencia se convierta en privilegios”, añadiendo además que… “Quiere un Estado que proteja la diversidad y las diferencias”

Sr. Fernández, tengo que reconocer que me he hecho un lio, no sé muy bien lo que quiere decir Ud. con esto, al mismo tiempo tengo que decirle que, me ha sorprendido Ud. gratamente, pues yo deseo exactamente lo mismo que Ud.    

Lo que me extraña es que, si esos son sus deseos, ¿Por qué fue Ud. tan reticente, a un pacto con un partido de izquierda, que tengo entendido que, defiende algo muy parecido en cuanto diversidad?

¿Cuándo va a impulsar Ud. y su partido, medidas tendentes a igualar los derechos, de los que trabajan y hemos trabajados y cotizan y hemos cotizado, más de cuarenta años, con los que se les conceden a los que ejercen o han ejercido la política como Ud.?

A los cuales, les basta con once años de actividad parlamentaria para tener garantizada la prestación máxima de la SS. Reconociéndosele el derecho a la jubilación a los sesenta años mientras que al resto de sus compatriotas se les exige que estén en activo en el mundo laboral, hasta los sesenta y siete años, para tener derecho -en el mejor de los casos- a una pensión media. Le comento este caso solo a título de ejemplo.

¿Este es el Estado de igualdad con el que Ud. sueña?

¡Ah!, no lo había pensado, discúlpeme, por favor. Ya lo entiendo, ¡Debe ser el Estado de la diversidad y las diferencias que Ud. propugna! ¿No?

Perdóneme una vez más, pero yo no puedo aplaudir su discurso como parece ser que han hecho sus correligionarios.

Y no puedo hacerlo porque no llevo la identidad en la entrepierna, ni si quiera en la cabeza, la llevo en el corazón probablemente eso sea un hándicap.

Tampoco puedo aplaudirlo, porque si bien, mi Estado también es Federal, que debe proteger la igualdad real entre los componentes del mismo, así como su diversidad real. A diferencia del suyo, en el mío no tendría cabida, los privilegios de unos en detrimento de los de demás.

En mi Estado se reconocerían los derechos, las obligaciones y las responsabilidades, obteniéndose las recompensas oportunas sin que estas supusieran un menoscabo a los derechos del resto de componentes de ese Estado.

Imperaría en Él, la libertad que es inherente a la persona por el simple hecho de serlo, sin que nada ni nadie, pudiera conculcarlos como tampoco nada ni nadie, seria inmune a las consecuencias de sus actos.

En otro momento de su discurso afirma Ud. que… “Son un partido viejo y que no renuncian a la tradición idealista”.

Si, su partido es un partido viejo más que Ud. y que yo, pero yo no lo diría así, yo diría que es un partido muy antiguo, con una fuerte y gran ideología, arraigado profundamente en la sociedad española e internacional.

Sr. Fernández, si me permite la pregunta… ¿Conoce Ud. la ideología de su partido?

Sinceramente, yo creo que no, o al menos la conoce de una forma muy superficial, pues si la conociera a fondo estoy seguro que su forma de actuar sería bastante diferente.

Habla Ud. de democratizar el partido sin convertirlo en una asamblea permanente, no avanzar hacia una organización débil y un líder fuerte, que su partido debe deliberar más y ser menos plebiscitario.

No lo entiendo a Ud. de verdad, no lo entiendo… ¿Desde cuándo la democracia está reñida con el asamblearismo?

Hasta ahora tenía entendido que las decisiones más democráticas, eran la que se tomaban en una asamblea.

Debo de estar equivocado, porque… ¿Quiere Ud. decir que cuando, por ejemplo, los trabajadores de una entidad -privada o pública- deciden, después de reunirse en asamblea, ir a la huelga, por algún motivo, esta decisión no se ha tomado democráticamente?

Si es así, entonces las decisiones que se tomen o se tomaron, cuando su partido se reúne en su congreso, que, por cierto, no deja de ser una asamblea, ¡No serán decisiones democráticas!

¿Qué entiende Ud. por democracia? Sr. Fernández.

Posiblemente, para Ud. sea democracia, el que se reúnan diecisiete personas y decidan abandonar las responsabilidades para las que fueron elegidas, con el fin de impedir el normal funcionamiento del órgano de dirección al que pertenecían, sin permitir la elección de otros para que ocuparan el lugar que tan vilmente habían dejado.

Si esa su democracia, permítame señalarle que deja bastante de desear.

Se refiere Ud. a que, no se puede entregar el partido a guardias pretorianas y estados mayores.

De nuevo no logro entenderle, ¡Es que soy muy corto de entendederas…!; ¡Que le voy hacer…!  

No logro entenderle, porque, si su partido no está entregado a la vieja guardia pretoriana y a su estado mayor, ¿Cómo se explica Ud. que cogieren el berrinche que pillaron cuando alguien tuvo la osadía de no hacer caso a sus recomendaciones?; Faltándole tiempo, para poner en marcha a su Estado Mayor y montar el motín/espectáculo, que se desarrolló allá por el mes de octubre pasado.

Lo que si le he entendido… ¡Por fin, he podido entenderle algo…! ¡aleluya!; Le entiendo cuando dice que no se puede ser un partido sin rumbo y sin ideas, lo que no me ha quedado tan claro es si esas ideas deben de ir en consonancia con las de la mayoría, o por el contrario deben de ir encaminadas al fortalecimiento de los privilegios de una minoría, como son las que se dan en estos momentos en su partido.

Sr. Fernández son muchos los planteamientos de su discurso en los que estoy en desacuerdo con Ud. pero me llevaría mucho tiempo y letras para enumerárselos todos, por ello y con el fin de no cansarle más me despido de Ud. quedando a la espera de su grata contestación.

Es gracia que espero obtener de Ud. si tiene a bien, el hacerlo, por la Gracia de Dios.

Dios guarde a Ud. muchos años.

Atentamente…

Firmado

Pera H.


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